12 de marzo 2023.
'Gabriel Boric no logra soltar aún a Giorgio Jackson, siendo que es el peor evaluado dentro del gabinete', comenta.
Ignacio Imas, cientista político y gerente de asuntos públicos de Imaginaccion, plantea que el gobierno de Gabriel Boric quiso dar un giro aún más hacia el centro con este cambio de gabinete y que las modificaciones en subsecretarías son relevantes para dar un giro en la conducción del gobierno.
Sin embargo, cuestiona la permanencia de dos ministros en particular: Giorgio Jackson de Desarrollo Social , quien figura con 35% de aprobación en la encuesta Cadem, y de Marco Antonio Ávila, de Educación, quien recientemente tuvo un percance con la diputada Viviana Delgado (Partido Ecologista Verde).
En total son cinco ministros que fueron removidos de sus cargos y 15 subsecretarios que fueron reemplazados. 'El Presidente está tratando de mejorar la gestión de su administración. Uno se da cuenta por los nombres que designó. Son personas que tienen conocimientos importantes en el ámbito en que se están desenvolviendo. Son nombres que incluso la ciudadanía recuerda. Por otra parte, los cambios de subsecretarios también son relevantes', dice.
-¿Qué ocurre en Cancillería, era necesario sacar a la ministra Antonia Urrejola?
-Hay muchos episodios que nos dejan claro de que la cosa no iba bien en Cancillería. Por ejemplo, la descoordinación entre la exministra Urrejola y el subsecretario Ahumada cuando opinaban diametralmente distinto sobre algún tema y para qué decir el episodio del audio en el que se hablaba del embajador Bielsa. La filtración fue un episodio bochornoso para la diplomacia chilena y de ahí en adelante era obvio que había que dar un golpe de timón y eso fue lo que hizo el Presidente.
-¿Qué señal se está dando con el nombramiento de Alberto van Klaveren en Cancillería?
-Más allá del fallido nombramiento de Marta Maurás, Van Klaveren es una persona de reconocimiento transversal en el sistema político. Fue agente chileno ante la Haya, tiene más bien una postura de Estado, que una postura de política reducida a un sector. En el caso de la subsecretaría, deja contento al socialismo democrático con Gloria de la Fuente y por otro lado deja contento a Apruebo Dignidad con Claudia Sanhueza. Gloria de la Fuente ha tenido roles de Estado sumamente importantes.
-¿Cuáles son los desafíos que enfrenta Cancillería para mejorar su gestión?
-Lo primero que debe hacer Cancillería es formar un verdadero equipo de trabajo. Todos sabíamos que era inexistente ese equipo y, a mi juicio, es probable que bajo el liderazgo de Van Klaveren sí se logre. También hay que rediseñar las relaciones con el sector privado y esa es una tarea que la subsecretaria Claudia Sanhueza debe tener como prioridad. Parte de los cuestionamientos importantes a José Miguel Ahumada era que no se llevaba bien con el sector privado.
-¿Qué ocurre con la situación del ministro de Educación, Marco Antonio Ávila; se esperaba que no siguiera en el cargo?
-Es bastante raro lo que ocurrió con Ávila sobre todo porque va a costar mucho recomponer las confianzas con la oposición y con un sector de la izquierda luego del impasse que tuvo con la diputada Viviana Delgado. Eso puede costarle bastante al gobierno y tal vez ni siquiera logren recomponer la relación. Actualmente tenemos un Congreso bastante fragmentado y bastante polarizado, por tanto yo creo que el costo de no sacar a Ávila lo vamos a ver en los próximos días cuando haya sesiones en el Congreso. Ávila sí debió haber salido en este cambio de gabinete porque no se puede tener ese tipo de comportamientos en un pasillo del Congreso.
-¿Qué señal está dando al gobierno al persistir con Marco Antonio Ávila?
-Yo creo que ocurre por un tema de equilibrios políticos. Fue súper extraño ver siete sillas correspondientes a los nuevos ministros en un inicio y luego terminar con cinco sillas en la ceremonia. Claramente, ahí estaba en un comienzo el ministro Ávila y Marcela Hernando (ministra de Minería). El propio ministro dijo que la reprimenda que le había dado el Presidente Boric por teléfono había sido bastante dura. Es probable que el Presidente Boric sí quería sacarlo, pero ante el tema de los juegos políticos no se pudo, no más.
-¿Fue sorpresivo seguir manteniendo en el cargo al ministro Giorgio Jackson?
-Ese es el gran punto negro de este cambio de gabinete porque todos los presidentes, como es el caso de Bachelet o Piñera, cedieron con sus personas de confianza. En el caso de Bachelet con Rodrigo Peñailillo y en el caso de Piñera con Hinzpeter y Chadwick. Gabriel Boric no logra soltar aún a Giorgio Jackson, siendo que es el peor evaluado dentro del gabinete. Eso es muy relevante para un ministerio tan complejo como el de Desarrollo Social.
-¿El Presidente persiste con el ministro Jackson por un tema de lealtad?
-Sin dudas que sí, es entendible que uno tenga amigos en el gabinete o personas de confianza. Pero uno debe comprender que se está para gobernar y el bien superior de la República está por sobre los cargos de confianza.
-El gobierno está dando un giro más hacia el centro…
-Muchos de los nuevos nombres tuvieron cargos en gobiernos concertacionistas y eso claramente deja espacio para el sector más moderado del Ejecutivo. Al final del día, el socialismo democrático, a punta de esfuerzo, se ha ganado la confianza del Presidente y la ciudadanía. Tuvieron escasos ministerios y subsecretarías. El caso más ejemplar de eso es el PPD: actualmente tiene el ministerio del Interior y ahora con el ingreso de Van Klaveren tiene presencia en Cancillería.
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