Esa permanente insatisfacción
14 marzo, 2018
Por Carlos Escaffi Rubio, Gerente de Imaginaccion Perú
Columna publicada en el diario Gestión Perú
¿Será consecuencia de la tendencia del consumismo?, ¿será que somos demasiados influenciables?, ¿será que confundimos éxito con acumulación de riqueza?, ¿será que asumimos como sinónimos felicidad y estatus?, ¿será que finalmente esa frase que al verbalizarla la negamos, pero en nuestra interior nunca podemos estar más de acuerdo con ella?: “el dinero no hace la felicidad, pero ayuda a conseguirla”; así las cosas, hemos sido testigos de cómo nuestra sociedad en términos agregados ha quedado sometida al consumismo y sus efectos psicotrópicos antidepresivos, sino pregúntese, ¿cuál es una de las principales actividades de regocijo familiar el fin de semana?, la respuesta: de shopping en el mall.
Y es que gracias a la sensación de permanente insatisfacción, esa que corroe su mente con la necesidad imperativa de cambiar el vehículo que adquirió hace menos de un año, o la obtención de la última membresía de su tarjeta de crédito, esa que probablemente le permita acceder en compañía de un solo acompañante a los salones internacionales VIP de Marte, o también el inevitable cambio de Smartphone año tras año, se va construyendo esa necesidad de querer tenerlo todo: “lo último, lo tengo yo”.
Según la encuesta de Gallup World Poll, dirigida por Andrew Jebb, la cual efectuó un sondeo dirigido a más de 1,7 millones de personas en 164 países, sobre el precio de la felicidad en distintas partes del Mundo, arrojó como resultados generales que US.$ 95,000 era el ingreso global medio que concluía podía llevar a una evaluación de vida satisfactoria, respecto de América Latina y Caribe los ingresos fueron de US $ 35,000, mientras que en América del Norte de US.$ 105,000, entonces, podríamos concluir en términos generales queramos o no, la felicidad si está asociada a nivel de ingresos.
La reflexión es, ¿hasta dónde?, ¿cuál es el límite de su insatisfacción?, de repente tenemos que aprender de la generación etaria (20-30 años) que calza como millennial, la cual está apostando por estilos de vida limpios y minimalistas, priorizando la moderación y lo íntegro, o, simplemente, vivir felices con lo que tenemos, sin ansiar tanto, sin compararnos socialmente, sin distingos. Probablemente sea una utopía, pero también, podría ser un cambio de actitud social y una adopción de tendencias: #consumesimple, #consumeíntegro, #consumeresponsable.