Me rehúso
Por Ignacio Imas, gerente asuntos públicos Imaginaccion
La Segunda / Columna de opinión
3 de abril 2024
Me rehúso a creer que nuestra clase política carezca de puntos de convergencia y prefiera reclamar mayorías bajo la bandera de proteger la democracia y los ciudadanos. Mayorías que son, a menudo, circunstanciales o temporales. Se anula y desestima al otro y ni siquiera le das el valor de ser escuchado, porque partes desde la base que está errado. ¿Hacia dónde nos dirigimos con este enfoque?
Las izquierdas optaron por construir un relato basado en el diagnostico que las últimas tres décadas fueron un acuerdo del establishment contra la ciudadanía, y que ellos tenían la llave del éxito. Aprovecharon el espíritu de cambio que surgió en octubre de 2019 y lograron ganar terreno, pero la realidad les ha mostrado duras derrotas electorales. Por otro lado, las derechas nos repiten a diario que todo lo que hace el gobierno está mal y que las ideas de cambio no son necesarias, argumentando que las personas tienen otras prioridades. Se perfilan como salvadores que vendrán a rescatarnos del daño. Ambos grupos, por razones circunstanciales, se autoatribuyen la representación de la mayoría, olvidando que estas mayorías son cada vez más transitorias. En la mitad, la gran masa de personas esperamos los cambios prometidos.
Muchos intelectuales han contribuido, alineándose con este juego perverso. Los centros de estudio, que solían ser espacios de reflexión donde se fomentaba el debate de altura y se alejaban de la contingencia, han perdido ese rol. Además, las redes sociales han dado lugar a líderes de opinión que se alimentan del fanatismo de sus seguidores.
Estamos destruyendo nuestra democracia y, aunque somos conscientes de ello, no estamos tomando medidas para evitar ese camino. Me rehúso a continuar así. No aspiro a una democracia basada en los acuerdos de la transición, sino a construir una nueva, capaz de abordar los desafíos actuales. Somos un país más diverso, porque gracias a nuestros éxitos anteriores, nos volvimos un lugar atractivo para miles de personas. Tenemos el desafío de volver a crecer de manera sana y sostenida. Si seguimos aferrados a un modelo de desarrollo agotado, estaremos condenados a un estándar de crecimiento del 2%. Debemos recuperar la confianza de las personas, quienes consideran importante únicamente lo que pasa en su mundo privado. Debemos negarnos a continuar así, y no hacer algo.