Los costos de votar A Favor.
Por Ignacio Imas, gerente asuntos públicos Imaginaccion.
Ex-ante / columna de opinión
18 de noviembre 2023
A priori sabíamos que el “A favor” la tendría compleja. Su escenario base era adverso: un grupo importante de personas sin haber escrito una sola línea ya estaba por rechazarlo. Sin embargo, hoy más que nunca deben ajustarse a un contexto que ellos mismos crearon: un voto obligatorio, una desafección por tener un cambio a la actual Constitución, y un sentimiento antipolítica.
Hace unos meses, una corriente de entusiasmo democrático inspiró a algunos congresistas a proponer un cambio radical en nuestro sistema electoral. Para ellos, la alta participación en el plebiscito de septiembre parecía indicar que era el momento adecuado de ampliar la base de electores. Sin embargo, como suele suceder en política, las decisiones aparentemente bien intencionadas a veces llevan a consecuencias inesperadas.
Hoy, las secuelas de estas acciones son evidentes, y la opción “A Favor” se encuentra en una situación desventajosa. Chile vive un germen importante antiestablishment que ha estado gestándose durante años. Este desafío, aunque previsible en cierta medida, se ha exacerbado por factores internos que han debilitado la posición del comando.
La estrategia de esa opción debería hacer todo lo posible para diseñar ideas lo más alejadas de argumentos políticos. Es crucial conectarse con la ciudadanía, y la verdadera clave radica en bajar los costos de optar por la alternativa de una Constitución escrita por la elite política que las personas no sienten empatía. Lo han intentado mediante argumentos como la reducción del número de “políticos” y la implementación de medidas anticorrupción, mas la estrategia original se encuentra es poco creíble cuando, por ejemplo, los exconsejeros Luis Silva y Germán Becker hablan de un texto que se acerca a las derechas.
Asimismo, nos hablan que con aprobar la propuesta nos hará concluir este largo camino constituyente en el cual hemos estado involucrados hace ya dos años, pero dentro de las huestes propias han dicho que no existe un convencimiento genuino y que se alinean con un “aprobar para reformar”. Por último, la campaña está centrada en una sola figura: José Antonio Kast. Él tomó la opción de volverse el vocero principal, mientras tanto la alcaldesa Matthei decidió marginarse. Es así como se han quedado sin una figura transversal y deben conformarse con un actor que permanentemente utiliza un discurso de nicho.
A priori sabíamos que el “A favor” la tendría compleja. Su escenario base era adverso: un grupo importante de personas sin haber escrito una sola línea ya estaba por rechazarlo. Sin embargo, hoy más que nunca deben ajustarse a un contexto que ellos mismos crearon: un voto obligatorio, una desafección por tener un cambio a la actual Constitución, y un sentimiento antipolítica. Las próximas semanas la tarea estará en comunicar de manera efectiva las propuestas, atendiendo que hoy son los incumbentes. Están cuesta arriba, si logran adaptarse o no, sólo el 17 de diciembre lo dirá.