Ni moderados, ni de centro
Por Ignacio Imas, gerente asuntos públicos Imaginaccion.
Ex -ante / Columna de opinión
12 de marzo 2023
¿Cómo es posible vestirse de dialogantes si el rechazar la idea de legislar tiene como consecuencia única el evitar los acuerdos? Quienes se negaron a seguir buscando canales para parlamentar en materia tributaria, finalmente niegan la oportunidad que nuestro sistema político encauce de manera institucional las necesidades ciudadanas inmediatas, por motivaciones que hasta el día de hoy no se entienden.
Hace meses un grupo de personas, algunos dirigentes políticos vigentes y otros en retiro, dentro del contexto del plebiscito de salida, se presentaron como la renovación de los sectores moderados. Se autodefinieron como herederos de la cultura concertacionista; asimismo nos dijeron que eran el reemplazo del agotado centro político histórico y que serían parte de la solución a la actual polarización.
Desde ese punto de origen comenzaron a formar sus propios partidos políticos, entonces, resultó no sólo sorpresivo sino que difícil de entender que estos mismos grupos hayan decidido votar en contra o abstenerse en la idea de legislar en el proyecto de Reforma Tributaria.
Una de las más importantes razones que explican la baja confianza en los actores políticos y las instituciones que la integran, es la falta de consistencia entre la narrativa de estos y sus actos. Cuando se apela a ser la respuesta frente a la carencia de acuerdos y diálogo en política, proyectándose como potenciales bisagras, es extraño, por decir algo amable, que sean los mismos quienes se nieguen siquiera a discutir cómo el Estado buscará nuevos ingresos para financiar políticas sociales tan nobles como el aumento de la PGU.
El cómo serían las fórmulas para obtener esos nuevos recursos era materia de una discusión en particular, y donde se llevan a cabo distintas conversaciones que conducen a acuerdos. Algo que, por cierto, saben mejor los congresistas integrantes de esos sectores que cualquier otro ciudadano de la república. Es así como lo mínimo esperable era que estos diputados se hubiesen transformado en personas que intentaran buscar los puntos de convergencia entre sus pares, al menos eso es lo que hizo la Concertación por largo tiempo, tanto que incluso fue acusada en reiteradas oportunidades de conformismo y de gradualismo excesivo.
Todo esto resulta aún más paradójico cuando son los mismos quienes han interpelado al Presidente Boric por una supuesta falta de apertura. En consecuencia, la pregunta que resulta atingente es ¿cómo es posible vestirse de dialogantes si el rechazar la idea de legislar tiene como consecuencia única el evitar los acuerdos?
Quienes se negaron a seguir buscando canales para parlamentar en materia tributaria, finalmente niegan la oportunidad que nuestro sistema político encauce de manera institucional las necesidades ciudadanas inmediatas, por motivaciones que hasta el día de hoy no se entienden. Este tipo de episodios llevan a acumular una molestia con las autoridades, y no digamos que en esa dimensión las cosas van muy bien. Dan cancha tiro y lado al populismo rampante hoy.