Reforma previsional: Aprender de las lecciones del pasado. Por Ignacio Imas
Por Ignacio Imas, gerente asuntos públicos Imaginacción
Ex-ante.cl/ Columnas de opinión
10 de noviembre 2022
Los tiempos son los adecuados para que conversemos con altura de miras sobre una de las materias urgentes que tiene el país, el sistema de pensiones. Es tiempo de otorgarle nuevamente valor al diálogo y los acuerdos, tomando una sana distancia de las frases estridentes que aleonan a las huestes. Nadie puede arrogarse tener la vocería de la gente, ni creer que eliminar una institución nos hará de forma mágica mejorar las cosas.
El miércoles 02 de noviembre, después de una larga espera, se presentaron los lineamientos de la Reforma al Sistema Previsional. Se hizo un anuncio con toda la solemnidad que tienen estos momentos, a través de una cadena nacional, con el Presidente de la República explicándonos de qué va el proyecto que acaba de ser ingresado, y rápidamente ya ha sido expuesto por el Ejecutivo. Eran entendibles todos estos gestos, pues el Gobierno debe retomar una agenda que desde el 04 de septiembre tiene perdida, pero tampoco olvidemos que es el tercer intento para tramitar un proyecto de esta índole. Sería bueno una mirada en retrospectiva, y así obtener algunas lecciones para no cometer los mismos errores.
La campaña sobre la propuesta constitucional debe dejarnos distintos aprendizajes, entre estos seguramente el más relevante es que no podemos llegar a niveles de polarización que no nos permitan dialogar. La descalificación permanente del otro es un juego de suma cero que nos lleva a un camino de no retorno, y por supuesto, de no acuerdo.
Los partidos políticos tienen visiones diferentes de la sociedad, eso que llamamos comúnmente -y a veces de forma peyorativa- ideología. Es momento de que nuestros dirigentes no le teman, y con sus diferencias propongan la idea de sistema previsional que quieren para el país.
Debemos tener un diálogo mirando hacia el largo plazo, aunque duela. Siempre será una tentación para los políticos entregar beneficios concretos e inmediatos a los ciudadanos. Esto no es privativo en Chile, podemos hacerlo extensivo a cualquier lugar del mundo sea o no democrático, y en el último tiempo en nuestro país esto comienza a volverse recurrente; es en parte a lo que llamamos populismo.
En el caso de la reforma previsional se traduce en el aumento rápido de la PGU, y la idea de separar este debate con el resto del proyecto. Si nuestro Sistema Político llega a sucumbir ante esta tentación, caeríamos en un grave y delicado error, el cual ya vivimos en el Gobierno de Piñera cuando se decidió aumentar las pensiones solidarias, en medio del contexto de la crisis social y política de 2019. Debemos aprender de esa lección, y tomarnos el tiempo de tramitar el proyecto como un todo armonioso.
En paralelo, y en medio de la tramitación, se celebrarán diferentes reuniones que estarán asociadas a algunos puntos de acuerdo y compromisos. Vimos durante los últimos días como grupos parlamentarios decidieron -motivados por distintas razones- optar por quebrar el diseño inicial de quienes encabezarán la Mesa de la Cámara y las distintas Comisiones. El no respeto de los acuerdos adoptados trae suspicacias sobre la nobleza de los argumentos que llevaron al escenario donde todo deberá rehacerse. Es un momento muy oportuno para revalorizar los acuerdos, y cuando estos se logren, se concreten.
Es claro que el trámite no será sencillo, pero los tiempos son los adecuados para que conversemos con altura de miras sobre una de las materias urgentes que tiene el país, el sistema de pensiones. Es tiempo de otorgarle nuevamente valor al diálogo y los acuerdos, tomando una sana distancia de las frases estridentes que aleonan a las huestes. Nadie puede arrogarse tener la vocería de la gente, ni creer que eliminar una institución nos hará de forma mágica mejorar las cosas. Es el momento óptimo para salir de las zonas de confort y encontrarse, pues puede que no tengamos nuevas oportunidades, no podemos volver a desaprovecharla.